La Fuente de las Gitanillas fue realizada en 1960 como elemento ornamental principal de la Plaza de la Constitución. Siendo alcalde Francisco García Grana se realizaron unas completas obras de urbanización de la plaza, que incluyeron la instalación de una monumental fuente luminosa, inaugurada en un acto multitudinario. Algo más de cuatro décadas después, en el año 2003, fue trasladada a uno de los nuevos puntos centrales de la ciudad, la gran glorieta que recibe el nombre del poeta y periodista Manuel Alcántara.En la ejecución de la fuente, que tuvo un coste de más de 900.000 pesetas de la época, intervinieron varios autores: los arquitectos Fernando Morilla y José Ortega diseñaron el proyecto de reforma de la plaza; el escultor Adrián Risueño hizo las esculturas; el ingeniero Francisco de la Torre se hizo cargo de la luminotecnia y los juegos de agua; y la empresa malagueña Herederos de la Viuda de Baeza se encargó de construir el cuerpo de la fuente en mármol de Sierra Elvira. Por último, el montaje corrió a cargo de la Casa Buhigas, de Barcelona.

El diseño general de la fuente supone una interpretación, de carácter folclórico o regionalista y de menor tamaño, de la más antigua fuente de las Tres Gracias, transformando las figuras femeninas en representaciones de la mujer malagueña, llamadas popularmente «gitanillas». De un gran pilón estrellado de poca altura surge el vástago central con cartelas con el escudo de la ciudad y volutas; sobre éste se dispone una gran plataforma de perfil ondulante en la que se sitúan las tres figuras femeninas, vestidas con volantes y portando abanicos, que fueron realizadas por Risueño y su ayudante Antonio Alastra en piedra blanca del Torcal. Coronando la fuente hay una segunda taza más pequeña, de perfil geométrico, rematada por un surtidor.