Fuente de la Diosa Pomona
Plaza de San Francisco
La Plaza de San Francisco surgió a mediados del siglo XIX como consecuencia de las reformas urbanas provocadas por la desamortización de Mendizábal. La desaparición del convento de San Luis el Real, de la orden franciscana, permitió que su compás se convirtiera en plaza pública. En parte de los espacios y dependencias del antiguo monasterio se instalaron varias instituciones culturales, como el Liceo y la Sociedad Filarmónica, que dieron a la plaza un ambiente culto y romántico como lugar de encuentro de literatos, músicos y artistas.
Precisamente en esa época se instaló en el centro del espacio triangular de la plaza una fuente de inspiración clásica, coronada por una escultura de la diosa etrusco-romana Pomona, protectora de flores y frutos. Esta fuente, adquirida inicialmente para ser instalada en Puerta Nueva, fue realizada en mármol de Carrara por el escultor Juan Bautista Bado en la ciudad italiana de Savona.
Sobre una taza circular, también de mármol, emerge el pilar de la fuente, con un fuste de columna a modo de pedestal, en el que figura la fecha de ejecución (1864). Este fuste está estriado en su mitad superior, mientras que la inferior está decorada por cuatro mascarones (de cuyas bocas mana el agua), unidos por guirnaldas. La diosa aparece vestida a la romana, envuelta en pesados pliegues, y porta en su mano izquierda un cesto de flores y frutos, como símbolo de su condición protectora de los árboles frutales.